Al pasar el tiempo la medicina se ha encargado de realizar diversos avances, entre estos los relacionados con la Demencia, que aunque no constituye una enfermedad en particular, resulta de la degeneración y muerte de las células nerviosas del cerebro, que se caracteriza por un deterioro de las funciones intelectuales, que afectan la memoria, el desenvolvimiento social y la capacidad para pensar, interfiriendo todo esto en la vida diaria del individuo.
Actualmente, la demencia es una enfermedad que se encuentra en su mayoría ligada con la vejez, a partir de los 65 años, aunque no solo afecta a personas de la tercera edad, los adultos jóvenes también tienen una incidencia de la misma, solo que en menor proporción, por lo que el termino Demencia senil o senilidad, se considera una referencia incorrecta al deterioro mental como consecuencia del envejecimiento.
La aparición repentina de la demencia viene dada por enfermedades determinadas u otros factores influyentes. Según especialistas del tema, definen que las enfermedades más frecuentes características de este cuadro clínico son: el Alzheimer con un 50% de incidencia, las enfermedades cerebro vasculares; como hemorragia cerebral o un ataque isquémico transitorio ocupan un 20% y por último la enfermedad de Parkinson con un 10%.
Generalmente la aparición de alguna de estas enfermedades son las que ocasionan y aceleran la presencia de una posible demencia senil en los adultos mayores, es decir, que las alteraciones existentes en el sistema nervioso van a generar una pérdida de las actividades comunes de la persona que lo padece en su día a día.
Esto se puede ejemplificar como que la persona no va a poder valerse por sí misma y necesitará un familiar o enfermero contratado para que atienda y cuide de él.
Existen diversos aspectos que pueden ser afectados; a nivel cognitivo va a presentar deterioro mental, confusión, pérdida de la memoria, incapacidad para hablar o entender palabras, desorientación, entre otras.
En cuanto a su comportamiento se verá agitado, irritado, con cambios de personalidad y falta de autocontrol.
A nivel psicológico manifiesta síntomas de alucinaciones, paranoia y hasta depresión.
Físicamente tendrá inestabilidad para caminar e incapacidad para combinar movimientos musculares.
Es importante mantenerse en contacto con el médico especializado ya sea geriatra, psicólogo clínico, neurólogo o médico de atención primaria; someter al paciente a un tratamiento dependiendo de la gravedad de la demencia que este posea.
Los tratamientos incluyen rehabilitación neuropsicológica, terapia ocupacional y hasta musicoterapia.
Existen casos que son irreversibles a una cura total, sin embargo, si se puede controlar y conseguir una mejora en su salud con los tratamientos.
¿Cómo evitar la demencia?
No existe una forma segura de prevenirla al 100% si en tu genética y estilo de vida ya está inscrita, pero si hay medidas que puedes tomar y ayudarte, como lo son:
Mantén tu mente activa. Promueve la lectura en tu día, resuelve rompecabezas y crucigramas, practica el entrenamiento de la memoria.
Toma suficiente vitamina D. Las investigaciones sugieren que es más probable que las personas con bajos niveles de vitamina D en la sangre padezcan la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia. Puedes obtener vitamina D a través de ciertos alimentos, suplementos y exposición al sol.
Controla tu presión arterial. Aunque aún falta realizar más estudios que demuestren que la presión arterial alta puede producir un riesgo mayor de algunos tipos de demencia, si existe la creencia de que puede influir en el padecimiento, por lo cual está siempre atento a la presión arterial.
Abandona la adicción al cigarrillo. Algunos estudios han demostrado que fumar en la madurez y más tarde puede incrementar el riesgo de demencia y las afecciones de los vasos sanguíneos (vasculares).
Consume una dieta balanceada y saludable. Ingiere alimentos variados, incluye en tus menús frutas, vegetales, cereales integrales, ácidos grasos omega 3(incluido en pescados y frutos secos), lo cuales pueden mejorar la salud y disminuir el riesgo de desarrollar demencia.
Mantente activo físicamente y socialmente. Proponte y realiza al menos 150 minutos de ejercicios por semana, y siempre agenda algún encuentro con amigos para conversar o asiste a tertulias de temas de tu interés.
Te recomendamos tomar en cuenta estos tips y estar atentos a posibles síntomas que puedan presentarse.
Por: Verónica Petit.
Fuente: varias.
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