Colaboradora: Valeria Herrera
El gran salto que representó para la medicina aquel 8 de noviembre de 1995, el descubrimiento de los rayos X, por parte de Wilhem Conrad Röntgen, hecho fundamental para que días después realizará la primera radiografía, puede estar siendo opacado por la llegada de una magnífica tecnología desarrollada por Mars Bioimaging, bajo la dirección de Phil Butler y su hijo, Anthony Butler, radiólogos y catedráticos de las Universidades de Canterbury y Otago en Nueva Zelanda.
Se trata de las radiografías a color, las cuales asegurarán un mejor diagnóstico a enfermedades y condiciones (incluyendo al gran monstruo llamado cáncer) ofreciendo una imagen de mayor calidad y certeza del estado de los huesos, músculos y cartílagos, pero también la posición y el tamaño de los tumores cancerígenos, además de distinguir otros materiales biológicos, pudiendo tener un papel protagónico en el desarrollo de curas a diversos padecimientos.
Desde la proliferación de las radiografías en los años treinta no ha habido gran innovación en cuanto su uso y funcionamiento; hasta ahora. Las radiografías han sido siempre en blanco y negro debido a que se basan en la exposición de los tejidos a fotones de rayos catódicos que permiten visualizar las estructuras, tal como si fuese una fotografía, por la absorción o rechazo de los rayos en estas, pero sin lograr distinguir unas con otras.
A diferencia, el “Spectral CT” de Mars Bioimaging utiliza la tecnología de rastreo de partículas que fue desarrollada en las instalaciones del Large Hadron Collider, el acelerador de partículas más grande del mundo, del CERN, captando la información de color o energía de los rayos X, también conocida como información espectral, y usándola para distinguir átomos o materiales diferentes entre sí. Destacando que es posible generar más información, y en la misma dosis, que los sistemas de TC existentes debido que los escáneres Mars tienen un tamaño de píxel mucho más pequeño, gracias al chip Medipix3 que es capaz de detectar y contar las partículas que golpean cada píxel.
Este chip utiliza un algoritmo de procesamiento de datos personalizados, que detecta el cambio en las longitudes de onda a medida que los rayos X atraviesan los diferentes materiales, para su posterior reconstrucción en un software que recrea la imagen en 3D.
Por desgracia aún no podremos disfrutar de esta tecnología en nuestro centro médico cercano ya que, de momento, solo está previsto que el escáner sea utilizado en Nueva Zelanda en un primer ensayo clínico sobre pacientes afectados de problemas de ortopedia y reumatología.
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